Detergentes enzimáticos

Se denominan detergentes enzimáticos a una gama de detergentes cuyos principios activos no son ingredientes químicos al uso sino que son enzimas. Por tanto, sus principios activos pertenecen más bien al mundo de la bioquímica que al de la química inorgánica.

La historia y la efectividad de estos productos están estrechamente ligadas al fenómeno de los “biofilms”.

Un biofilm es una organización estructurada de microorganismos en una matriz de polisacáridos y proteínas, que ofrecen a dichos microorganismos protección y alimento, adhiriendo a dichos microorganismos a una superficie.

En la industria láctea y sus derivadas, la formación de biofilms es uno de los riesgos – aparentemente ocultos – que encierra en sus entrañas microorganismos tan indeseables como la Pseudomonas o tan dañinos y peligrosos como la Listeria. Ambos tipos de bacterias son capaces de generar biofilms o lo que es lo mismo compuestos químicos que se convierten en un escudo protector para las bacterias con el que resistir los procedimientos de limpieza convencionales.

El acero inoxidable es una buena matriz para constituir un biofilm y por eso, combinado con la importancia que los citados microorganismos tienen en nuestro sector, la consolidación de este tipo de estructuras convierte a la superficie en una especie de “bomba” que aporta de manera incesante estos microorganismos.

Parece una paradoja pero un detergente enzimático no es un desinfectante.

¿Cómo funciona un producto enzimático?

Las enzimas son proteínas cuya función es catalizar una reacción química. Durante esta reacción moléculas orgánicas de gran tamaño se transforman en pequeñas moléculas. Cuando se usan detergentes enzimáticos, estas pequeñas moléculas pasan a la fase surfactante (tensioactivo: que reduce la tensión superficial del líquido al que se añade) y se eliminan durante el aclarado.

Las fuerzas cohesivas entre las moléculas de un líquido, son las responsables del fenómeno conocido como tensión superficial. Las moléculas de la superficie no tienen otras iguales sobre todos sus lados, y por lo tanto se cohesionan mas fuertemente, con aquellas asociadas directamente en la superficie. Esto forma una película de superficie, que hace más difícil mover un objeto a través de la superficie, que cuando está completamente sumergido.

El detergente rompe esa matriz que generan las bacterias pero no las destruye sino que la libera y las hace vulnerables. Posteriormente un buen desinfectante, podrá eliminar sin dificultad al microorganismo que previamente estaba resguardado y protegido.

Hablamos pues de hidrolasas, amilasas y proteasas, celulosas… componentes poco habituales en el mundo de la detergencia convencional más respetuosos con el medio ambiente y con el usuario.

Las enzimas proteolíticas y amilolíticas que contienen los productos degradan las glico-proteínas y separan los gérmenes de su soporte causando la destrucción del biofilm.

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Laboratorios Arroyo, dispone de este tipo de detergentes y ha apostado por ellos para abordar problemas de contaminación importantes con éxito.